Déco

Déco

lunes, 5 de agosto de 2013

13 Rosas sin espinas



Miedo, incertidumbre, hambre, desolación, pobres mujeres, solas, dejadas, señaladas con el dedo, en un mundo inestable, censurador, crítico sin posibilidad de diálogo, ¿que esperanzas podían tener? ninguna, ¿que oportunidad de explicarse podían esperar? ninguna.

Guerras, guerras y mas guerras, la historia de la humanidad  ¿a caso no hay suficiente espacio para todos? ¿tal vez no sea eso?, no, claro que no, el problema no es el espacio, el problema es el poder, el poder sobre los demás, el poder sobre todo y sobre todos, el poder económico, que genera más poder. Someter a los débiles, explotar a los seres sometidos, sucumbir ante nuestros semejantes. Despojados de sus ropajes son seres vanos,  vacíos, no son nada mas que unos cobardes, mienten, engañan para utilizarnos y manejarnos como ellos quieren, y una vez conseguidos sus propósitos, nos extorsionan, nos vejan, nos estrujan hasta que demos la última gota de nuestra sangre para su propio beneficio.

No respetan edad, ni condición, ante sus ojos, no somos mas que un medio para obtener un fín, posicionarse y luego servirse de nosotros. Ahora dicen que el sistema al que hay que llegar es al oriental, jajajaja, lo que me faltaba por escuchar, ¿a que se referirán? ¿al tiro en la nuca? y ¿que tu familia tenga que pagar el costo de esa bala? ¿o tal vez a trabajar los 7 días de la semana, festivos y vacaciones no pagadas? horarios interminables, producción  practicamente regalada.

Me pregunto ...  ¿para que tanto sacrificio? tantas vidas rotas, palizas y ajustes de cuentas, ¿para que tanta hambruna por huelgas encubiertas? , castigos y torturas. La clase obrera de hace 70 años, se avergonzaría al ver que permitimos que nos despojen de lo que a ellos o a sus familiares les ha costado la vida conseguir. Se preguntarían de que ha servido tanto sacrificio, ilusiones rotas en el camino, ¿para qué? para perder todos los derechos que en su día fueron  adquiridos  a base de encarcelamientos, discriminación, palizas, e  incluso la muerte.

Sin ropa, sin calzado, sin comida, y sin dinero, con las heridas aún recientes, pero la cabeza bien alta porque lo que les sobraba era honor, no orgullo, sino honor, el honor que da el saber que estás luchando por lo que crees, y porque en lo que crees, está la dignidad del hombre como es derecho de vida.





PD
Mi pensamiento es para las 13 flores que murieron con honor, pues ¿que puede haber de valiente en arrancar una rosa sin espinas?

Mi respeto para mis compañeros colegas, y me pongo en pié para guardar un minuto de silencio por su memoria, mis queridos Abogados de Atocha, jamás se ha podido silenciar la palabra desde aquel día del año ....... en el que hablaron todas las voces unidas a través de vosotros. 

Gracias amigos.