Arrinconada en un sillón de un gran salón una niña tímida, vergonzosa, ocultaba su mirada al entorno que la rodeaba, un fuerte jolgorio, luces y música parejas bailando en torno de la pista, hombretones fumando y departiendo amigablemente, los ventanales que daban al frondoso jardín entreabiertos dejaban ver parejas jugueteando, la noche empezaba las estrellas iluminaban las fuentes y la luna reía cómplice del momento.
La jovencita, no se atrevía a levantar la vista por miedo a que alguien la descubriera, pero ¿a que venía este temor? ¿esta timidez? su inseguridad provenía de sus hermanas que por ser la menor se mofaban de ella, riéndose la llamaban fea, enana, pies grandes, y demás oprobios que termino por moldear su carácter, su madre la obligo a acompañarlas al baile de la primavera, en casa de los Harrynthon, pero bien sabe Dios, que hubiera dado todo por no haber asistido, sus hermanas se mueren por el hijo mayor, Daniel, pero es asqueroso verlas babear y discutir por a quién escogería primero para el baile.
Cada día se levanta y ni se mira a espejo, ¿para que? se pregunta, sus hermanas empiezan a gritarla, Enrietta, rápido ven a traerme los zapatos no se donde los he dejado!!, te pasas el día pensando en tonterías, muévete que vamos de compras, y así una y otra vez, el tiempo va pasando y la vida de esa pequeña cada vez se vuelve mas y mas tediosa. Las tardes de verano transcurren bajo un árbol, leyendo sus maravillosos libros que la ayudan a ver la vida desde otra perspectiva, valorar cosas que ni si quiera se habría planteado, mirar el mundo como jamás le habían enseñado, ese año, ha cumplido 18 años, y se ha sentido viva por primera vez.
El día que entra el otoño los Harrynthon ofrecen el baile de bienvenida a esa hermosa estación y nuestros atuendos han de ser en tonos referentes a ella. Mis hermanas están preparando sendos vestidos en la modista mas famosa de nuestra ciudad y yo le ruego a mi madre que no me obligue a ir a la fiesta, que haré todo lo que me pida, pero ella me coge por el brazo y me obliga a ir a mi dormitorio me sitúa delante del espejo y me sujeta por los hombros mientras me obliga a mirarme a la vez que me dice:
mírate Enrietta, mira tu cabello sedoso negro como una noche sin luna, mira tus ojos que poseen el brillo de las estrellas que iluminan esa noche, tus labios son las fresas maduras del verano no necesitan color, tu piel es la fina porcelana de limoges, Enrietta ¿serías capaz de privarnos de tanta belleza? hija mía demuéstranos de que eres capaz con tu ternura y tu humildad llenas cualquier espacio vacío, nadie es comparable a ti, te he arreglado el vestido de tu hermana mayor del año pasado y ponte esta tiara de hojas caídas del otoño tonos rojos, que harán juego con tu precioso cabello suelto, no necesitas mas, para ser la reina de este año, calza estos zapatos expresamente para ti, tus piernas son una armonía para tu cuerpo, danza como los ángeles y disfruta de tus cualidades, porque el resto te lo ha regalado la naturaleza, eres un Cisne real.
Cuando al final terminaron de vestirse Enrietta salió de su dormitorio y sus hermanas no daban crédito a lo que realmente estaban viendo, era su hermana! pero que ha pasado?, a que se debía ese cambio? La mas alta de las cuatro, su cuerpo proporcionado, sus piernas largas y derechas, su pelo hasta la cintura, como la seda, sus ojos negros lanzaban brillos y destellos de ilusión, esa piel como el terciopelo dejaba ver unas manos de dedos largos y finos que sujetaban un precioso vestido recogido con discreción para permitir la vista de unos zapatos dignos de una reina.
Esa noche fue la primera de la nueva historia de nuestra pequeña Enrietta, porque el patito feo, se había transformado en un hermoso cisne, ese había sido el regalo de la vida.
PD
Aunque no sabes qué es lo que buscas, lo que buscas te busca.