Déco

Déco

sábado, 27 de octubre de 2012

Una tarde






Llueve y el tiempo se ha vuelto pesado como una losa fría, nos envuelve sin dejarnos respirar, nos falta el aire, una angustia encoge nuestra alma hasta no permitirnos abrir nuestros apesadumbrados ojos, te preguntas mientras dejas que pasen las horas ¿merece la pena empezar, para terminar? ¿merece la pena?

Escribes porque lo necesitas es tu confesor, tu compañía, tu pañuelo de lágrimas en momentos de soledad, pero te preguntas ¿por que? ¿para que? sufrir una eternidad por cinco minutos de gloria, no merece la pena, está claro, tal vez mejor no probar cosas que no has de comer, ¿para que?

Es una tarde de sábado como cualquier otra, la luz de un día gris traspasa la ventana, el mar con un tono opaco inmóvil resiste el azote de la lluvia que lo traspasa como flechas caídas del cielo en masa, silencio en la casa solo la música suave invade el espacio y el teclado de una escritura que brota sin mas se escucha sordamente entre angustiosos y profundos suspiros que indican la falta de aire en un cuerpo, que simplemente espera que pase el tiempo y se deja que lo lleven y lo traigan de un lado para otro con el mero fin de salir lo primero que pueda de semejante estado.

Ahora no es el momento de lamentaciones, lo que ha sucedido, ya ha pasado, ahora es el momento de curar las heridas y esperar que dejen el menor de los daños, hay que hacer todo lo que sea necesario, lo importante es el camino que nos hemos trazado, que hay que recorrerlo con entereza y fortaleza, las esperanzas jamás hay que echarlas a un lado, aunque a veces nos neguemos a creer que existan, es una temporalidad, al igual que determinados momentos del día, no hemos de permitirnos recordar, no hemos de pensar en nada, solo en el ahora inmediato distraer nuestra mente aunque parezca imposible, hay que intentarlo, de ello depende que resurjamos reforzados cuanto antes.

El caso es que a veces nos encariñamos mas de la cuenta con personas y vivencias que no nos corresponden sin darnos cuentas que la persona que está al otro lado, no piensa igual, y ahí empieza la gravedad de la situación, pero nuestra mente nos juega malas pasadas no nos deja ver con claridad, y solo escuchamos lo que nosotros deseamos, pues es lo que nos hace felices, aunque sea algo temporal e irreal.

Es un día complicado aunque no será para siempre, por suerte.

Se ablanda la ira, aparece la autocompasión y mas adelante surgirá ........... terribles sensaciones, en momentos así desearíamos ser pequeñitos y volver a sentirnos en los brazos de nuestros padres protegidos y queridos, abrir nuestros ojitos y pensar que todo fue un mal sueño, que nuestra vida está en orden y que ha sido una mala pasada de la inconsciencia.

Pero la vida no nos pregunta desgraciadamente que es lo que deseamos, nos deja que actuemos libremente, y realmente no todos somos iguales, no pensamos las mismas cosas ni actuamos de la misma forma, de ahí las sorpresas y desengaños. Pero ¿que sería sin la inocencia de la libre decisión?, ¿que sería un mundo en el que todos supiéramos como actuar y con cada cual? sería un mundo totalmente plano, sin puntos elevados, ni curvas que señalan el ser pasional y alegre, triste o explosivo, que llevamos dentro.



PD
La comunicación es fundamental para el entendimiento, sin ella no es posible crear.