Creo que te debo un sueño, un beso al viento.
Deja que me acerque y llene de color tus días, de calor tus noches
tiña los cielos de luz y el viento de aroma.
Deja que cambie el curso de los ríos, que mis ojos acaricien tus labios y mi piel te susurre al oído.
Deja que los lirios coloreen estos momentos y el azote del tiempo nos hable del cuento.
Deja que las arrugas tejan las letras, y nunca de tinta carezcan.
Deja que las hojas se sucedan como en el fin del estío cuando los rojos y ocres toman escena.
Deja que te diga, pequeño, que nunca hubo primavera después del invierno que tú no vieras.